Dos amigos



Un atardecer caminaban dos amigos por un bosque. De pronto,
a la luz del crepúsculo, vieron entre los árboles un enorme oso.
Uno de los dos amigos trepó rápidamente a un abeto muy alto , temblando de miedo, se agazapó en las ramas más altas.
El otro amigo, no pudiendo trepar, no encontró otro recurso sino    el de tenderse en el suelo y hacerse el muerto.
Alli inmóvil sobre la pinocha, sintió cómo el oso se le acercaba y 
lo husmeaba de pies a cabeza.
El hombre no se atrevió a abrir lo ojos ni a moverse, ni siquiera al sentir el cálido aliento del oso sobre su cara.
Mantuvo sus miembros rigidos y contuvo el aliento, a pesar de que el miedo le impulsaba a gritar.
Como es sabido, a los osos les repugnan los cadáveres; y como el oso creyó que el hombre que yacìa en el suelo estaba muerto, lo dejó, tendido tal como estaba, y se marchó.
Cuando ya hacía rato quese había ido el oso, bajó del àrbol el otro amigo, abandonando su seguro refugio, y preguntó a su compañero:

- ¿Que te decía el oso al oído?
- Medio un buen consejo - fue su repuesta -. Me dijo que no debo ir nunca más con un amigo que, con tanto valor, pone pies en polvorosa, dejándome abandonado ante el peligro.

Ed. Noguér

- Esto es lo que ocurre aveces cuando sin saber creemos y elegimos una amistad, y luego nos falla, en los momentos que más necesitas, dan dote la espalda.

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